¿Quién tiene el control?

Fecha de Publicación
Mayo 28 de 2024
Categorías:
Comunicación Social
Etiquetas:
Opinión
Foto: David Felipe Gómez Ortiz

El control y regulación del uso de la IA es el centro de esta columna de opinión de David Gómez.

Uno de los mayores desafíos que enfrentamos es controlar la IA. A medida que estas tecnologías se vuelven más sofisticadas, ¿Quién tiene realmente el control? ¿Estamos permitiendo que la IA tome decisiones importantes sin una supervisión humana adecuada? Los algoritmos de la IA suelen ser opacos...

Por: David Felipe Gómez Ortiz. Sexto semestre Comunicación Social.
Por: David Felipe Gómez O.
Sexto semestre
Comunicación Social.

¿Quién tiene el control?

La Inteligencia Artificial (IA) es un tema omnipresente en la era digital, que genera esperanza y preocupación. Si bien la promesa de la IA de mejorar nuestras vidas es innegable, también está claro que su desarrollo desenfrenado plantea serias dudas sobre su control y regulación. Este dilema requiere que nos detengamos y pensemos críticamente sobre la dirección que debemos tomar. 

Uno de los mayores desafíos que enfrentamos es controlar la IA. A medida que estas tecnologías se vuelven más sofisticadas, ¿Quién tiene realmente el control? ¿Estamos permitiendo que la IA tome decisiones importantes sin una supervisión humana adecuada? Los algoritmos de la IA suelen ser opacos, ya que como afirma Crawford Kate en Atlas de IA: poder, política y costes planetarios de la inteligencia artificial, publicado en 2023: “Están diseñadas para discriminar, amplificar jerarquías y codificar clasificaciones estrechas”, con lo que se supone que se podría caer en tomar decisiones poco éticas. 

La carrera por la supremacía de la IA plantea otras preocupaciones además del control. Los países y las empresas compiten por el liderazgo en el desarrollo de la IA y la investigación se está intensificando sin una consideración suficiente de las implicaciones éticas y sociales; este enfoque centrado en la competencia puede conducir a una falta de control aún mayor. En su libro Inteligencia artificial y responsabilidad civil, María del Carmen Núñez Zorrilla, profesora titular de Derecho Civil en la Universidad Autónoma de Barcelona, afirma que “En un contexto en el que los robots equipados con capacidad de aprendizaje no supervisado, autodidactas, perciben de forma independiente que su entorno cambia, adaptan constantemente su comportamiento. La inteligencia artificial se convertirá en una caja de sorpresas: incluso para su programador”. Este planteamiento nos subraya la necesidad urgente de un enfoque más reflexivo y regulado en el desarrollo de estas tecnologías.

Para superar estos desafíos, es esencial una regulación eficaz de la IA. El reglamento tiene como objetivo garantizar la transparencia en su desarrollo y uso, para poder  establecer límites claros a las decisiones que los sistemas de IA pueden tomar sin supervisión humana. Pablo Nieto, presidente de la Asociación Latinoamericana de Internet, aseguró en 2024 que “es necesaria una política pública sobre la inteligencia artificial, porque el país no puede ignorar la discusión global que hay hoy”. Es claro: el mundo debe saber que la falta de regulación de estas tecnologías podrían resultar en consecuencias impredecibles y potencialmente dañinas para la sociedad.

La complejidad del tema de la Inteligencia Artificial es innegable, y es cada vez más claro que estamos en un punto crítico. Aunque inicialmente se desarrolló como una herramienta para mejorar la vida humana, existe la preocupación de que esté evolucionando hacia un reemplazo de los seres humanos. Esta inquietud refleja un cuestionamiento profundo del antropocentrismo, la idea de que los humanos ocupan una posición central en el mundo y en el universo. La ciencia ficción nos ha advertido sobre los peligros de esta posibilidad, y es crucial reconocer que estamos al borde de cruzar una línea delicada entre la asistencia y el reemplazo, además de dar cabida a la reflexión sobre cómo esta herramienta se convirtió rápidamente en un aliado para la investigación científica.

Es fundamental destacar el papel de aquellos que buscan educarnos y establecer límites para evitar que las inteligencias artificiales lleguen a dominar el mundo. Personas como Pablo Nieto están dedicadas a esta labor, y es importante valorar sus esfuerzos para proteger nuestra sociedad de los posibles riesgos asociados con el desarrollo descontrolado de esta tecnología.

 

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