Un día de arte y esperanza en el corazón de la adversidad

Bajo un cielo radiante, el pasado 29 de septiembre, un grupo de héroes anónimos pertenecientes al Voluntariado de Proyección Social de la Universidad de Boyacá se embarcó en una noble misión que dejaría una huella imborrable en los corazones de aquellos que se encuentran privados de su libertad en la ciudad de Tunja. Eran las 2 de la tarde, y el sol se desplegaba con intensidad sobre el horizonte, una imagen de esperanza que anticipaba lo que estaba por venir. Un cordón de seguridad meticulosamente organizado dio paso a un grupo de valientes: estudiantes y profesores de la UdB, dispuestos a compartir un momento especial con hombres que, a pesar de haber seguido caminos oscuros y erráticos, compartían ahora un destino común tras las rejas. Lo que se encontraron al traspasar los muros de esa institución de reinserción fue un contraste conmovedor. Hombres con habilidades artísticas excepcionales tejían mochilas y alpargatas de colores vibrantes, mientras otros pintaban cuadros que desprendían una paleta de colores alucinantes. La prisión, que a simple vista podría parecer un lugar de sombras y arrepentimiento, se había transformado en un taller de creatividad y expresión, donde el arte servía de bálsamo para el alma.

Pero no todas las historias eran vívidas y alegres. Entre sonrisas y el sonido de cuerdas de guitarra, se escondían relatos tristes y dolorosos de vidas marcadas por decisiones erróneas. La música y la expresión artística se convirtieron en un canal de catarsis, un medio para la redención, la sanación y la búsqueda de un camino diferente.

La sorpresa de la jornada llegó a través de “Silvia” una estudiante de medicina, cuya voz nerviosa al inicio se transformó en una sinfonía de emociones. Con sus canciones románticas y de despecho, conquistó los corazones de aquellos hombres desolados, quienes aplaudieron y cantaron a voz alta, coreando sus melodías y aplaudiendo su valentía.

Luego, dos artistas del género urbano, Maoky y Junes, se unieron a la celebración, llenando el ambiente de danza y ritmo, un regalo especialmente apreciado por los más jóvenes. Pero al final, todos se contagiaron del espíritu festivo, tarareando y bailando al unísono.

El arte se reveló como el lenguaje universal que rompe las barreras y conecta a personas de diferentes mundos, en una celebración especial en honor a la Virgen de las Mercedes. La fecha otorgó un respiro de esperanza a aquellos que están en medio de una travesía difícil, mostrándoles que aún en la adversidad, hay momentos de luz y alegría. Para completar este día extraordinario, las estudiantes de bacteriología y laboratorio invitaron a todos a jugar "Caiga en la Nota", una actividad que trajo risas y premios, endulzando el día y fortaleciendo los lazos de amistad.

Es importante recordar que la realidad de una prisión no es alentadora, pero en medio de esas sombras, queda una chispa de esperanza. Las acciones del Voluntariado de Proyección Social de la Universidad de Boyacá demostraron que, a pesar de los errores y las caídas, existe la posibilidad de cambiar y contribuir al mundo exterior de manera positiva.

Este día dejó una lección indeleble: la capacidad del arte y la cultura para unir corazones y transformar vidas, recordándonos que la redención y la esperanza pueden florecer incluso en los lugares más inesperados.