Sin despegar de Paipa: 39 años del único accidente aéreo.

Fecha de Publicación
Octubre 05 de 2020
Categorías:
Comunicación Social
El avión Bandeirante en llamas. Fuente: EL TIEMPO

Se cumple un año más del accidente aéreo ocurrido en el municipio de Paipa que marcaría la vida de sus ciudadanos. Hoy, honramos la memoria de quienes estuvieron involucrados, a través de algunos relatos.

“Solo quedaban destrozos de lo que fue un avión” 

 

Por: Paula Andrea Burgos Monroy. 

“Esa mañana me encontraba caminando hacia mi trabajo aquí en el centro, cuando empiezo a ver esa ola de humo negro venir de la vereda, no sabía que lo que me encontraría sería semejante tragedia”. Miércoles 2 de septiembre de 1981, Eustacio Molano Granados, personero del municipio de Paipa, no sabía la procedencia de esa nube gris que, a las 10:00 de la mañana, envolvería más tarde a todo su municipio en una gran tristeza. 

“Solo quedaban destrozos de lo que fue un avión” 

El caos en el municipio empieza a ocurrir cuando surge la necesidad de ir a socorrer a los accidentados, las personas que trabajaban en la alcaldía fueron llevadas rápidamente al lugar de los acontecimientos. “Recuerdo que eran las 10 de la mañana y yo estaba acá en el centro, no sabía qué estaba ocurriendo, llegué a la vereda sobre las 10 y media de la mañana, solo veía destrozos por todos lados”, no solo eran dos trozos de avión lo que se encontraba en este lugar, sino también los restos de tripulantes que abordaron en la mañana confiados en que llegarían a su destino.  

“El avión, en vez de coger altura, seguía bajando” 

“Los trabajadores del ITA se dieron cuenta que el avión no estaba tomando altura, ellos vieron cuando el piloto pudo esquivar las instalaciones del colegio porque la tragedia pudo ser peor, 400 estudiantes estaban en clase” y es que cuando Eustacio llega al lugar, a las primeras personas que ve son a todos los funcionarios de la institución, junto con algunos estudiantes, todos intentando ayudar, aunque esto fuera en vano. “La mayor parte de las personas murieron ahí, se logró rescatar algunas, pero no sobrevivieron ni un día. El único sobreviviente no lo vi, pero dicen que salió corriendo del avión botando sangre por la boca y luego desapareció, solo supimos que llegó a Bogotá, pero nada más”. 

“Lo más extraño era que el avión estaba nuevecito” 

Cuando Eustacio vio todo lo que había causado, esa gran nube de humo, sintió la misma impotencia que todos los que estaban a su lado. “Todos en el lugar estábamos muy tristes porque, aunque no eran de aquí, no habíamos podido evitar la muerte de todas esas personas”. En ese año, no existían cuerpos de rescate en Paipa, solo la Defensa Civil, la cual fue la encargada de contener a la multitud, cubrir los cuerpos y transportarlos, y ayudar a los heridos con los pocos elementos con los que contaban. 

“Los cadáveres parecían rocas quemadas, estaban encogidos en su propio cuerpo” 

“Avisaron a la Defensa Civil que se había caído el avión, cuando llegamos estaba en llamas”, así recuerda ese trágico día Jorge Orlando Hurtado Velandia, quien en ese momento tenía 17 años, rememora como, para poder apagar el fuego, tuvieron que usar extintores provenientes del ITA y del hotel Colsubsidio, esto ayudó a calmar un poco el fuego, pero ya era muy tarde. “Nosotros encontramos los cadáveres totalmente carbonizados, algunos parecían rocas quemadas.” 

“No supimos nada del sobreviviente, solo que se fue corriendo del lugar” 

Al impactar el avión se abrió, expulsó al único sobreviviente y estalló en llamas, “nunca supimos de él, según cuentan, un carro que iba a ayudar con la tragedia lo vio caminando sin sentido y lo recogió, al parecer ellos lo ayudaron a llegar a Bogotá, pero en realidad de él no supimos” y es que fue más la importancia que se le dio a las pocas personas que seguían con vida que a ese hombre que se veía mucho mejor que los demás, por eso, nadie le siguió el rastro. “Al lugar empezaron a llegar entes de otros lugares, como los Bomberos de Duitama”, aún con todo este personal cerca, el horror no se podía evadir. “El lugar olía a carne quemada, no tengo otra palabra para describirlo”.

La noticia corrió tan rápido por el municipio que Orlando recuerda que al inicio solo estaban los funcionarios y estudiantes del ITA, algunos vecinos y empleados del hotel Colsubsidio, los cuales llegaron al ver que el avión tomó un rumbo diferente y que no había tomado altura, pero luego llegó un tumulto de gente que se enteró de lo sucedido, desde ciudadanos del común hasta fotógrafos que querían plasmar el recuerdo de aquel día. En esta foto concedida por Orlando, se puede observar el cubrimiento de los cuerpos y las personas que los rodeaban aquel día. 

Fuente: Orlando Hurtado, levantamiento de cuerpos 02 de septiembre de 1981. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto: Orlando Hurtado. Levantamiento de cuerpos, 2 de septiembre de 1981. 

“El piloto al ver que el avión no tomaba altura, decidió botar a su hijo por la ventana” 

El piloto Gonzalo Otero Rueda era el encargado de despegar aquel fatídico miércoles del municipio, había llegado desde Bogotá unas horas antes y decidió que su hijo lo acompañaría en este viaje, él no sabía lo que les esperaba. “Cuentan que el piloto llevaba al niño y en el momento que vio que el avión no tomaba altura, él disque lo botó por la ventana”, sin embargo, la causa de la muerte del niño vendría a ser que llevaba un lápiz y al caer se lo clavó “como el cuerpo quedó totalmente incinerado, no fue fácil identificarlo”. El periódico El Tiempo reportó en su artículo “20 muertos al caer avión en Paipa; un sobreviviente”, del 3 de septiembre de 1981, que el piloto no vio otra salida más que arrojar a su hijo porque ya no sabía cómo controlar la aeronave y prefirió que falleciera de esta manera. Esta es la historia que más conmocionó en su momento al municipio, además del fallecimiento del fotógrafo paipano Jorge Quiñonez “el piloto lo convenció de acompañarlo, él no tenía por qué viajar con ellos”. 

Desde el inicio 

El avión había llegado de Brasil apenas 10 días atrás a Colombia, incluso el día siguiente del accidente sería su inauguración en Villavicencio, a la cual nunca llegó. Todo comenzó cuando en los días anteriores se realizaba un curso de entrenamiento en el Hotel Lanceros de Colsubsidio para empleados de la San Andrés Development Company, ya que en esa época el aeropuerto municipal estaba en funcionamiento. El avión de propiedad de la empresa 'El Venado', matrícula HK2651IX, fue contratado especialmente por la empresa Intercol para el transporte de unos trabajadores que iban a ir a Paipa para unas capacitaciones, salió del Dorado con 19 personas el 2 de septiembre a las 9:00 de la mañana. Así lo informó El Tiempo el 03 de septiembre de 1981.

El piloto intentó hacer despegar al avión durante varios minutos, luego de varios intentos lo logró; sin embargo, tuvo que hacer la ruta esquivando una montaña porque el avión no tomaba altura “en ese momento los empleados del hotel empezaron a seguir su recorrido porque vieron que tenía problemas, sobre todo porque esa no era su ruta” este recuerdo de Orlando fundamenta la rapidez con que llegaron a auxiliar a las personas involucradas en el accidente. Flight Safety Foundation describe el recorrido de la aeronave “Un Embraer EMB-110P1 Bandeirante, operado por Taxi Aéreo El Venado en un vuelo chárter para Intercol, se estrelló poco después del despegue del aeropuerto Paipa-Juan José Rondón en Colombia. El Bandeirante no pudo ganar suficiente altura después del despegue y tuvo que evitar árboles y edificios durante unos 3 kilómetros. Al girar a la izquierda, el avión se detuvo, golpeó una colina con la punta del ala izquierda y patinó durante 100 metros mientras se rompía. La aeronave se detuvo en un prado del Instituto Técnico Agrícola. Un incendio estalló. Cinco ocupantes sobrevivieron al choque inicial, pero cuatro murieron en un día como resultado de sus heridas.” 

Piloto del avión. Fuente: EL TIEMPO.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Piloto del avión. Foto: EL TIEMPO.

En este vehículo aéreo iban un total de 21 personas, entre tripulantes y pasajeros, sin embargo, solo el hombre que salió expulsado del avión logró sobrevivir. El periódico El Tiempo en su edición del 4 de septiembre del mismo año titulado ‘Exceso de kilos pudo haber ocasionado tragedia de avión de ‘El Venado’, enuncia que la mayor hipótesis del accidente fue el sobrecargue de peso dentro de la nave, no de poco, sino de 1000 kilos que hicieron que el avión perdiera la poca altura que había ganado durante 4 kilómetros y aquí el primer culpable sería el piloto Gonzalo, quien debió ser el que mantuviera en regla todo esto. 

En su aniversario número 39 se quiere rendir un tributo para todos aquellos de los que se supo sus nombres días después, quienes confiaron en que llegarían a casa sanos y salvos, y les enseñaron a los paipanos a valorar la vida. Este mensaje es importante en este momento de pandemia que se está viviendo a manos del COVID-19, porque nadie tiene la vida asegurada, no se sabe que pase el día de hoy o mañana, ya sea en un avión, en la casa o en un hospital. Lo mejor que se puede hacer es vivir cada día como si fuera el último. Los ciudadanos de Paipa recordarán este hecho como uno de los más terroríficos de su larga historia, sin embargo, nunca olvidarán el legado y el impacto que les generó en ese momento, y que se puede formar años después al conocer y no olvidar su historia. 

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