Un turno de servicio con un guarda de seguridad

Fecha de Publicación
Junio 17 de 2024
Categorías:
Comunicación Social
Etiquetas:
Desde el barrio
Un turno de servicio con un guarda de seguridad

Al llegar, parquea la moto y se dirige a la portería del conjunto donde él trabaja, saluda a su compañero e ingresa al baño a ponerse su uniforme... (Foto: Pixabay).

En la mañana tuvo un turno ligero, dedicándose a estar pendiente de la puerta principal, de ese modo se pasaron las horas y siendo la una de la tarde saca su porta de comida y procede a almorzar muy rápido. Son 21 edificios a los que debe estar dedicado a cuidar, todo transcurre con normalidad y entre chistes me cuenta sobre algunas anécdotas que le han ocurrido estando en sus horas de servicio, algunas agradables y otras no tanto como el día que lo amenazaron de muerte por no dejar ingresar un carro que no era de ahí y porque no había lugar para él. A las 4:30 de la tarde llega un pedido que él recibe, firma y procede a llamar a la persona para que reclame en portería su paquete.

Un turno de servicio con un guarda de seguridad

 
Por: Esmeralda Martínez, estudiante de Comunicación Social, UdB.

Dieciocho kilómetros es el recorrido que le toma a don José Bohórquez llegar hasta su puesto de trabajo como guarda de seguridad. Se despierta muy temprano para alcanzar a llegar 15 minutos antes de la entrega de turno, pues así lo exigen. Por otro lado, también lo hace con el fin de ayudarle a su esposa a hacer y adelantar algunos trabajos de la casa, se dirige a dejarle el alimento a las vacas y posteriormente ordeñarlas, regresa a su casa, se baña, prepara la maleta y los utensilios necesarios para su día, enciende la moto y procede a manejar hasta su punto de trabajo.

Al llegar, parquea la moto y se dirige a la portería del conjunto donde él trabaja, saluda a su compañero e ingresa al baño a ponerse su uniforme posterior a ello sale a realizar una ronda en los alrededores del conjunto para verificar que todo esté en su lugar, regresa al puesto de trabajo y su compañero le hace la respectiva entrega del servicio, poniéndolo al tanto de las cosas más importantes que surgieron, y remesas que llegaron y no han sido entregadas. Hacen sus anotaciones y siendo las 7 en punto de la mañana José inicia con su trabajo.

Justo cuando se sienta en aquella silla es muy importante estar pendiente de todo, como no puede dejar la portería sola por mucho tiempo, debe estar atento a las 35 cámaras que tiene el conjunto, lo más lejos que puede ir es hasta el portón de los carros para poder abrirlo. Para dejar ingresar un visitante se maneja un proceso, primero se debe registrar la persona en el software que se llama citofonía virtual, si es la primera vez y posteriormente llamar a el residente y confirmar si lo dejan ingresar o no, todo se debe dejar por escrito, la hora en la que ingresó, quién lo dejó ingresar y en otros casos el motivo del ingreso.

En la mañana tuvo un turno ligero, dedicándose a estar pendiente de la puerta principal, de ese modo se pasaron las horas y siendo la una de la tarde saca su porta de comida y procede a almorzar muy rápido. Son 21 edificios a los que debe estar dedicado a cuidar, todo transcurre con normalidad y entre chistes me cuenta sobre algunas anécdotas que le han ocurrido estando en sus horas de servicio, algunas agradables y otras no tanto como el día que lo amenazaron de muerte por no dejar ingresar un carro que no era de ahí y porque no había lugar para él. A las 4:30 de la tarde llega un pedido que él recibe, firma y procede a llamar a la persona para que reclame en portería su paquete.

Después llega un domiciliario con un pedido de comida, por lo que José le pregunta número de apartamento, este llama a la persona, lo registra y lo deja ingresar no antes sin decirle que se quite el casco y lo deje en las escaleras, empieza a llover y muchas personas corriendo quieren ingresar, por unos minutos se siente la aglomeración de gente. A las 5:10 de la tarde el guardia de seguridad José recibe una llamada del 19 – 510 donde le pedían el favor de dejar ingresar a una doctora para que fuera a revisar y confirmar una muerte, posterior a ello lo volvieron a llamar para dejar ingresar al carro fúnebre, como lo exige el protocolo se hace el registro del ingreso y sigue a darle las instrucciones al agente funerario de cómo llegar hasta el apartamento, abre el portón e ingresa el carro.

En medio de este percance José sigue su trabajo normalmente, pero en ese momento para mí se detuvo el tiempo, de solo pensar que en uno de los apartamentos reposa un cuerpo sin vida me dejó atónita, imaginaba cómo, en dónde, quién y a qué hora exactamente habrían encontrado el cuerpo. Los sentimientos y las emociones encontradas allí debieron ser muchas, desde el desconcierto por tal vez algo inesperado, hasta la reacción ante este suceso, que descrito es una lapso donde no se alcanza a percibir, las tantas emociones que debieron pasar por unos milisegundos, en la cabeza de aquella persona que presenció la escena. Lo significante de esa experiencia lo guardé en mí, y como si se tratase de un sueño lúcido logré volver nuevamente a la realidad.

A la portería se acercaron algunos arrendatarios a reclamar su pedidos y don José con su carisma que lo caracteriza los atiende muy amablemente, a los pocos minutos llegó el repartidor de Servientrega con unas cajas muy grandes que hacían que el espacio se redujera un poco más, mientras él firmaba las guías, se iban acumulando las personas visitantes y algunos arrendatarios que querían ingresar al conjunto. Él termina de firmar, organiza las cajas, da paso a la gente y llama a las personas para que vayan por sus pedidos, siendo las 6:00 y sin haber podido entregar las otras cajas llega el otro repartidor de Interrapidisimo con más entregas para el conjunto, vuelve a acomodar las cajas y esta vez ya no cabe más.

Sigue dejando ingresar a visitantes que a esa hora en su mayoría eran familiares de la persona fallecida, toma algunas notas acerca de las notificaciones por parte de una arrendataria, la cual; se le dañaron algunas bombillas en su torre para que posteriormente sea enviado el técnico de mantenimiento al lugar, y sigue llegando más gente a este conjunto. Llama a una chica para darle una hoja, en donde se le presenta por escrito algunas recomendaciones que se deben tener en cuenta en el conjunto, sobre todo con las mascotas, la hace firmar un formulario y le recuerda acatar las recomendaciones para evitar las multas.

A las 6:30 comienzan a llegar las personas a reclamar sus pedidos y cajas y con ello se va ampliando el espacio de la portería, con gran entusiasmo sigue atendiendo a las personas que ingresan. Cada dos horas al día se debe reportar a la empresa su último reporte lo hizo a las 5 pm por lo que deja que su compañero finalice el  reporte del día, esto se hace para llevar los registros de cada puesto. Faltando 15 minutos para las 7 de la noche llega el otro portero, quien ingresa, lo saluda, se cambia y procede a hacer su ronda por el conjunto. Se demora unos 10 minutos y José le hace entrega del servicio, dejándole claro lo que surgió en el transcurso del día y lo que le entregaron, para concluir anota cada detalle de lo que hizo, en la llamada minuta del correo.

 

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