Cuba, el poder dictatorial y la sociedad

Fecha de Publicación
Agosto 19 de 2021
Categorías:
Comunicación Social
Cuba - By Yuting Gao

En el año 1959 concluye la revolución cubana, y el país se convierte en una nación estable y próspera. Sin embargo, la pandemia actual ha dejado a la isla al borde de la bancarrota, lo que ha generado protestas. ¿Qué ocurrió?

Desde nuestra visión occidental y, por supuesto, capitalista y democratizada, podría parecer que cualquier clase de dictadura es un error. Ningún gobernante, por muy buenas que sean sus intenciones, debe concentrar el poder absoluto.

Por: Mateo Eduardo López Ramírez

Hay que aclarar que el caso de Cuba es único en latinoamérica. A diferencia de otros mandatos dictatoriales, como el de Pinochet en Chile o incluso el gobierno de Rojas Pinilla en Colombia, en la isla del Caribe los poderes políticos y económicos se repartieron entre los vencedores tras la victoria revolucionaria en 1959. Si bien Fidel Castro era el rostro oficial del nuevo gobierno y una especie de primer ministro, este país también conservó la figura de un presidente.

Resumiendo la situación, el mandatario de turno tenía poder interino sobre la isla, pero Castro era poseedor de una gran influencia y relevancia, especialmente en el ámbito internacional. Al contrario que en otras dictaduras, el poder no recayó única y exclusivamente en el líder golpista, pero Fidel se aseguró de estar presente en todos los ámbitos gubernamentales. Así, se formaría el legado de los hermanos Castro.

Es pertinente aclarar lo anterior ya que la población suele verlo todo en términos de blanco o negro: es bueno o es malo. A veces, la realidad dista mucho de ser tan sencilla. Desde nuestra visión occidental y, por supuesto, capitalista y democratizada, podría parecer que cualquier clase de dictadura es un error. Ningún gobernante, por muy buenas que sean sus intenciones, debe concentrar el poder absoluto. La voz del pueblo debe siempre prevalecer, todas las ideas y posturas merecen ser escuchadas.

Pero, ¿acaso ello ha servido en otros países? Si bien la democracia es algo idílico, casi utópico, la misma también cuenta con fallos garrafales, que pueden resumirse en la tiranía de las mayorías, la falta de hegemonía y unión del pueblo o la nula existencia de objetivos en común que impulsen a la nación. Tomo como ejemplo a Colombia misma. Si bien, al menos en papel, tenemos una democracia participativa en la que cada voto ciudadano cuenta, ello no asegura que los gobiernos que vienen y van realmente sean efectivos, aboguen por la totalidad del pueblo colombiano y sean auténticos líderes y representantes nacionales.

Cuba es la otra cara de la moneda. Si bien la dictadura de Fidel Castro demostró ser tan radical como el gobierno Batista, asesinando opositores y generando que muchas personas huyeran de la isla en exilio, hubo resultados inesperados. Cuba se convirtió, en su mejor momento, en uno de los países con mejor calidad de vida en toda latinoamérica. Su economía es muy inestable, especialmente si tenemos en cuenta la crisis de los misiles, el bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos y la posterior caída de la Unión Soviética. Pero, ¿qué hay de los otros aspectos que conforman a la sociedad cubana?

La isla cuenta con uno de los mejores sistemas de salud de toda América, financiado directamente por el gobierno y para el pueblo. Los médicos cubanos, enviados a misiones humanitarias a lo largo del globo, están en la lista de los mejores del planeta. Su sistema educativo es, a rasgos generales, de muy buena calidad. Con suministros médicos constantes, varias enfermedades erradicadas y un porcentaje del 0,0% de desnutrición infantil, la dictadura comunista de los Castro en Cuba triunfó donde muchos modelos democráticos y capitalistas fracasaron: el bien común.

Nadie diría esto viendo el estado actual de la isla, con un sistema de salud colapsado, sin alimentos, sus tres monedas devaluadas, su economía por los suelos y su educación estancada. Tras la caída de la Unión Soviética, Cuba miró por nuevos aliados en la región, debido a que no podían contar con el apoyo estadounidense. La respuesta fue Venezuela, su principal veedor económico.

El país sudamericano entró en crisis económica luego de la llegada al poder de Nicolás Maduro en el 2013, y esto afectó directamente a Cuba, país que empezó a notar los efectos del embargo económico. Hoy en día, la pandemia global ha dejado a la isla sin aliados potenciales, suministros, medicinas, alimentos, tecnología, combustible y con tres monedas, cada vez más devaluadas. Las protestas en la isla comenzaron el 11 de julio. La primera manifestación pública en décadas.

El actual gobierno, encabezado por Miguel Díaz-Canel, responsabiliza directamente a Estados Unidos por la crisis actual de la isla. Pero no nos llamemos a engaño: fueron los Castro quienes conservaron el poder, deterioraron las relaciones con un potencial aliado, causaron un embargo económico y llevaron a Cuba a un sueño dorado que ahora se desvanece, poco a poco.

Sí, durante un tiempo Cuba fue un país idílico en un continente marcado por gobiernos corruptos, dictaduras violentas o estados fallidos. ¿Pero a qué costo? Los ciudadanos entregaron su libertad junto a gran parte de sus derechos civiles al gobierno castrista, que les prometió paz y prosperidad. Y, durante varias décadas, lo hubo. Pero ahora, viendo el estado actual de la isla, ¿valió la pena?

Vale la pena preguntarse: como ciudadano, ¿estarías dispuesto a ceder tu libertad y tus derechos a una dictadura, con todo lo que ello implica, si eso te garantiza que el gobierno te brindará paz y prosperidad?

 

José Alberto Torres: “Desde que sea por el beneficio del país, que haya mejora en todo, sí. Es momento de pensar ya en un cambio.”

Blanca Rivera: “No, no renunciaría teniendo en cuenta la historia, situación y crisis que ha tenido que afrontar (Cuba), y el manejo que el Gobierno le ha dado a las mismas. Es complejo que un gobierno con dichas características pueda garantizar un mejor porvenir.”

 

Nelly Yolanda Becerra: “Sí. Si me da un mejor porvenir en vida y en economía, sí. Si es por un mejor futuro, lo haría.”

 

Luciano González: “No. Valoro mis libertades individuales sobre todo lo demás. Por más que la nación fuera por el camino de la prosperidad no cedo mi verdadera humanidad por el bien en común del país.”

 

La libertad es un aspecto fundamental del ser humano, algo intrínseco que nos caracteriza. Pero, dado el historial del hombre y su incapacidad para autogobernarse, ¿no sería mejor tener figuras con poder absoluto que decidan lo que es mejor para nosotros?

No podemos saber si nuestras opiniones o ideas tendrán algún impacto en el futuro de un país, a mediano o largo plazo. Solo el tiempo puede decirnos si las decisiones tomadas en el pasado fueron las correctas.

 

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