Sinfonía del corazón
 
En Tunja, donde la tradición convive con lo moderno, entre cuerdas que vibran y voces que buscan eco, la música se convierte en un referente de cultura y sociedad, es la manera en que muchos jóvenes encuentran su pasión.
Juliana y Fredy representan lo que la cultura significa, se convierte en vida, resistencia, orgullo y un lenguaje universal que hermana a Tunja con el mundo.
Por: Valeria Bernal
En Tunja, donde la tradición convive con lo moderno, entre cuerdas que vibran y voces que buscan eco, la música se convierte en un referente de cultura y sociedad, es la manera en que muchos jóvenes encuentran su pasión. En este mundo cultural emergen dos nombres que, aunque ligados por la sangre y el arte, han recorrido caminos distintos: Juliana Fonseca y Fredy Fonseca.

Juliana Fonseca, música y tiplista Boyacense. Integrante de los grupos musicales Arena y Mar, y el Convite. Tomada de archivo personal de la maestra Lupe Ortiz.
Juliana recuerda con ternura que su relación con la música comenzó desde la cuna. Sus padres, también músicos, la acercaron a un universo en el cual las melodías eran parte de lo cotidiano. A los tres años ya estaba aprendiendo a cantar. Su tipla, inseparable, fue cómplice de triunfos como el “Mono Nuñez” o el “Cuyabrito de Oro”, no solo son medallas sino símbolos de que en la juventud boyacense la cultura florece pese a las dificultades. Lo que ella más destaca es la certeza de que la música no es solo un pasatiempo, sino que es identidad.

Fredy Fonseca, músico profesional y director de la escuela estudiantina del altiplano cundiboyacense. Tomada de archivo personal de Fredy Fonseca.
Fredy, por su parte, narra otra experiencia marcada por la constancia. Hijo de un guitarrista, aprendió desde pequeño que la música es disciplina. En su formación como músico profesional atravesó dudas, hubo un tiempo en que pensó en abandonar los estudios, ya que no fue consiente a lo que se enfrentaba, cuando él estaba estudiando, el reto era poder subsistir, en esa época la forma más común para sostenerse era tocando en bares.
Gracias a su talento ha celebrado momentos significativos en su carrera, como lo fue ganar el festival “Mono Nuñez” o inciar diferentes giras internacionales donde conquistó variedad de escenarios. Él dirige orquestas y ha compartido música junto a artistas de renombre como Carlos Vives, Adriana Lucía y más.
Ambos coinciden en algo: la música no es solo melodía, es un tejido social, aunque a veces se percibe la falta de apoyo y la falta de escenarios en el Departamento. Ellos persisten por su gran pasión, en cada festival, en cada ensayo, se visten de tradición, llevando consigo colores y sonidos de una región.
Juliana y Fredy representan lo que la cultura significa, se convierte en vida, resistencia, orgullo y un lenguaje universal que hermana a Tunja con el mundo.
 
    