Intercambio de experiencias

Fecha de Publicación
Abril 13 de 2018
Categorías:
Comunicación Social
Plaza mexicana

Cuando piensas en irte a vivir a otro país te invaden las dudas, empiezas a enredarte en un constante ¿qué pasará?

Por: Laura Salazar

        Estudiante de intercambio en México

        Programa de Comunicación Social

 

Cuando piensas en irte a vivir a otro país te invaden las dudas, empiezas a enredarte en un constante ¿qué pasará?. Justo eso fue lo que pensé en Septiembre del año pasado cuando tomé la decisión de postularme para llevar a cabo un semestre de intercambio académico en la Universidad Autónoma de Chiapas, México. Es que no se trata de irte de vacaciones (aunque muchos lo vean de esta forma), se trata de cambiar tu estilo de vida, tus horarios, tus amigos, la forma de hablar, y dejar atrás tu ciudad, tu familia y tu comida, en mi caso, esto último, lo más difícil.

Empiezas por la larga tarea de presentar tus documentos, solicitudes y demás. Luego, la duda se vuelve constante por una razón, la carta de aceptación parece nunca llegar; no sabes si comprar tus vuelos, si comprar tu seguro, y lo que es peor, no sabes si te aceptarán.

Tiempo después (en mi caso tres meses), llega tu carta. Te preparas para irte, alistas maleta, te vacunas y ultimas detalles. Tal vez el momento más difícil es cuando te encuentras en el aeropuerto, lleno de intriga, miedo y tristeza, ¡claro! te vas a separar de toda tu familia por seis meses y no es para menos.

Cuando llegas todo es diferente. Es algo realmente sorprendente que a pesar de que México también es de habla hispana, la forma de comunicarse es muy diferente, con palabras como “mande” o el uso de la palabra “casual” o expresiones como “¡Ah burro!”. También te acostumbras a que no te entiendan; por ejemplo, si tú dices que vas a comprar una bomba para decorar una celebración, instantáneamente piensan en terrorismo, ¡es algo tan gracioso!; hablamos el mismo idioma, pero eso no significa que nos entendamos del todo.

Escudo Universitario

Luego está la comida. Si vas a vivir en México obligatoriamente debes adaptarte a dos cosas: picante y tortillas; en Colombia vemos panaderías en cada esquina, acá cada barrio tiene su tortillería. Te encuentras con platillos muy diferentes como tacos de cochito, carnes al pastor de trompo, alambres de carne y bebidas como el pozol o el tascalate, hechas a base de maíz y cacao, muy común en todo el estado de Chiapas.

La universidad pasa casi desapercibida, de pronto te encuentras en clase, haciendo trabajos y después estás viajando o visitando uno de los cientos de parajes mágicos y únicos por visitar en toda la república mexicana. Se puede decir que es la mezcla perfecta: viajas, conoces y aprendes de todo con cada compañero, con cada frase o expresión nueva, o con cada comida, ya sea una experiencia, un significado o una receta para prepararle a toda tu familia tan pronto vuelvas.

Sin lugar a dudas, a pesar del miedo, la intriga y la incertidumbre, digo con certeza que esta ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar. Gracias a la oportunidad que me brinda tanto la Universidad de Boyacá como la Universidad Autónoma de Chiapas y espero que al igual que yo, muchos más estudiantes se atrevan a cambiar su estilo de vida y afrontar este nuevo reto.

¡Saludos desde Chiapas!

México

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