Dormir, estudiar y rendir: el secreto que pocos universitarios conocen
Tras noches en vela, una estudiante de la Universidad de Boyacá descubrió que el descanso es la clave para aprender mejor y cuidar su salud. Expertas explican los riesgos del desvelo y comparten estrategias para mejorar el rendimiento académico.
“Descansar no es rendirse, es prepararse para brillar con más fuerza.” —Karolay Gutiérrez.
Por: Danna Camila López
Tras noches en vela, una estudiante de la Universidad de Boyacá descubrió que el descanso es la clave para aprender mejor y cuidar su salud. Expertas explican los riesgos del desvelo y comparten estrategias para mejorar el rendimiento académico.
Hoy, Karolay Gutiérrez, estudiante de tercer semestre de Comunicación Social, disfruta de noches tranquilas y de un mejor rendimiento académico. Sin embargo, hace unos meses su realidad era distinta: pasaba largas horas sin dormir, creyendo que trasnochar era la única manera de alcanzar sus metas, sin imaginar que este hábito afectaba su salud física, emocional y su capacidad de aprendizaje.
En segundo semestre, Karolay se enfrentó a un periodo académico intenso que la llevó a trasnochar constantemente. “Me estaba volviendo un poco adicta al tinto, porque todas las noches lo tomaba cuando tenía que trasnochar, y eso comenzó a afectarme”, cuenta. “El descanso es una necesidad vital y no un lujo. Mi cuerpo se volvió un poco más lento; me sentía irritable, sensible y, a veces triste sin razón”, recuerda con sinceridad.
La psicóloga Carolina Russi, de Bienestar Universitario, advierte que este hábito interfiere con la concentración y la memoria. “Se pierden procesos de atención y de concentración. Ese cuento de trasnochar o pasar derecho para un parcial, no”, afirma. Russi recomienda organizarse con tiempo, fraccionar los temas de estudio y evitar distracciones que llevan a la procrastinación.
Russi aconseja mantener una rutina de sueño y estudiar de 20 a 30 minutos durante el día para favorecer la memoria a largo plazo, además de buscar espacios de relajación antes de dormir. “Es más efectivo estudiar después de un excelente sueño reparador que largas horas con desvelo”, concluye.
Karolay decidió aplicar esos consejos cuando notó que su cuerpo y su mente no daban más. Comenzó a organizar sus estudios por bloques, dejó el café y practica meditación antes de dormir. Hoy duerme entre siete y ocho horas diarias. “Descansar no es rendirse, es prepararse para brillar con más fuerza”, asegura. Su historia demuestra que el éxito académico comienza con el bienestar: dormir,
estudiar y rendir, juntos pueden ir de la mano.