La ética en la era de la IA: desafíos y oportunidades

Fecha de Publicación
Mayo 10 de 2024
Categorías:
Comunicación Social
Etiquetas:
Opinión
Foto: Angie Vargas - IA Copilot

Foto: Angie Vargas - IA Copilot

Esta herramienta tiene un futuro muy prometedor, ya que plantea cambiar la forma de vida de las personas radicalmente; sin embargo, existen dilemas preocupantes como la ética, que debe abordarse con responsabilidad, para así mantener un equilibrio entre esta y el avance de la tecnología, sin comprometer los valores humanos.

Por: Angie Lorena Vargas Hernández. Sexto semestre Comunicación Social.
Por: Angie Lorena Vargas H.
Sexto semestre
Comunicación Social. 

 

La ética en la era de la IA: desafíos y oportunidades

La tecnología y, con ello, la Inteligencia Artificial, han tenido gran acogida en todos los rincones del mundo y los avances que se han logrado son interesantes. En el libro La ética de la inteligencia artificial, publicado en 2023 por Sara Degli-Esposti, la autora nos menciona la confianza que tenemos en las tecnologías digitales, pues, a pesar de no conocerlas o entenderlas, “experimentamos cada día las consecuencias de los cambios sociales y económicos que la IA basada en el big data está produciendo”. Esta herramienta tiene un futuro muy prometedor, ya que plantea cambiar la forma de vida de las personas radicalmente; sin embargo, existen dilemas preocupantes como la ética, que debe abordarse con responsabilidad, para así mantener un equilibrio entre esta y el avance de la tecnología, sin comprometer los valores humanos.

A medida que avanza la tecnología y la sociedad se ve inmersa en ella, aumentan las grandes alertas, porque la mayoría de actividades o consultas diarias las responde una plataforma; por ende, la humanidad cae en esta trampa fácilmente. Es bueno que entendamos cómo la humanidad pretende transferir los contenidos de la mente humana a un ordenador metálico, por eso es interesante cuestionarnos: ¿qué posibilidad existe para que el ser humano pueda llegar a comportarse de manera lógica y racional, como una máquina, suprimiendo sus emociones? O a la inversa, ¿puede la máquina simular el cerebro humano, y transformarse en una entidad que logre captar lo esencial y lo intangible, la emoción, el sentimiento y la creatividad? Con estos interrogantes se podría asumir que el cerebro humano y el cibernético ya son dos universos complementarios, pues cada uno mantiene características diferentes que los hacen uno solo hasta el momento. Ahora, ¿qué pasará en un futuro? ¿Estas hipótesis se harán realidad? 

En su artículo La máquina de pensar. Cerebro, pensamiento mágico e inteligencia artificial, publicado en 2006, Gabriel Cocimano explica que “si el ser humano puede dominar y utilizar las tecnologías de manera efectiva, puede absorber y aplicar las habilidades y virtudes que estas tecnologías ofrecen, lo que podría llevar a un aumento en su capacidad cerebral y una mayor flexibilidad mental”. Sin embargo, el acceso a la IA y la facilidad de las herramientas puede provocar riesgos en el aspecto ético, como el fraude; componente que afectaría la toma de decisiones y la creatividad misma. Un ejemplo de esta situación se observa en las aulas de clase, los estudiantes realizan las tareas con chat GPT y al momento de ser evaluados no tienen conocimiento del tema. Es ahí donde el docente debe salir de su zona de confort y enfrentarse a una nueva realidad mediatizada para diferenciar los aportes de una mente humana y de un disco duro.

En el coloquio Inteligencia Artificial: futuros de la Creatividad, desarrollado el pasado 26 de abril en la universidad de Boyacá, la artista Gabriela Munguía habló de la ética frente a la IA. La autora plantea la necesidad de repensar nuestras relaciones con la tecnología, entender su impacto ambiental y social y abrir la caja negra para comprender sus implicaciones. También destaca la importancia de la interdisciplina y el trabajo conjunto de diversos actores para abordar los desafíos que plantea la IA. Su postura es interesante, especialmente cuando dice que la tecnología no es solo una herramienta, sino que tiene implicaciones en la comprensión de la realidad y en la forma de conocernos. Además, resalto la frase de “abrir la caja negra”, porque se refiere a la necesidad de investigar y comprender el funcionamiento interno de la tecnología, en este caso, de la Inteligencia Artificial. Es importante analizar y discutir detenidamente cómo se toman las decisiones y se generan los resultados en determinado contexto, así como las implicaciones éticas y sociales que esto puede tener.

Por otro lado, para no desviar el tema de la ética en el campo de la IA, se habla de otras particularidades referentes al potencial que tiene la IA para mejorar la eficiencia y la productividad, que también podría llevar a la pérdida de empleos en ciertos sectores. Un claro ejemplo es el ejercicio periodístico que, por más ajeno que parezca, está involucrado en esta actualización tecnológica. “No solo la generación de textos, sino cada una de las tareas editoriales en las que se subdivide el trabajo periodístico están llamadas a incorporar, en mayor o menor medida, las tecnologías de inteligencia artificial”, así lo declara Santiago Tejedor en su libro, publicado en 2023, La inteligencia artificial en el periodismo: mapping de conceptos, casos y recomendaciones. Es crucial que los periodistas y las organizaciones de comunicaciones aborden estos desafíos de manera responsable. Deben asegurarse de que la IA se utilice de forma transparente, acorde a los principios éticos de la profesión, como la precisión e imparcialidad. Además, es importante que los periodistas mantengan un papel central en el proceso de creación de contenidos, evitando que la IA reemplace la experiencia humana.

En el artículo titulado Nuevos retos para la ética: El impacto social del posthumanismo, los robots y la inteligencia artificial, publicado en el año 2021 por Lourdes Velázquez, se discute la relación entre la ciencia, la tecnología y la ética, destacando la importancia de considerar los valores humanos en el desarrollo tecnológico. Así mismo, se plantea la necesidad de reflexionar sobre el impacto de la Inteligencia Artificial en la concepción de la naturaleza humana y en la evolución de la sociedad. Las personas y los gobiernos deberían trabajar juntos para garantizar que la IA se utilice en beneficio de la sociedad. En última instancia, deberíamos estar informados y ser conscientes de los desafíos éticos que plantea la IA, trabajando conjuntamente para garantizar el respeto, la dignidad y los derechos de todas las personas, valorando lo natural por encima de lo artificial. 

 

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