Un voto invisible: Colombia vive infectada teniendo la medicina en sus manos.

Fecha de Publicación
Octubre 26 de 2021
Categorías:
Comunicación Social
Voto

Un análisis que desarrolla de manera congruente los motivos por los cuales Colombia no ejerce el voto de forma crítica y por qué hay personas que no lo asumen como un derecho y un poder sobre sus gobernantes.

 

Por: Nicolás Murcia "El Cejario"

 

¿Cómo la falta de pensamiento crítico y el abstencionismo electoral en la sociedad colombiana, conlleva la mala elección de funcionarios públicos, los cuales solo perjudican a Colombia?

 

Para responder estas preguntas, se analiza el contexto educativo, social y ético sobre las malas elecciones tomadas por los colombianos a lo largo de su historia, la respaldan varios referentes teóricos conocedores de los temas, la profesora y directora del programa de Comunicación Social de la Universidad de Boyacá, Julieta Montoya Rojas y el concejal miembro del partido Alianza Verde de la ciudad de Duitama, Mateo Centeno Agudelo, con el fin de llevar a cabo una investigación a fondo cubriendo tres visiones importantes para el desarrollo de la misma (Educación, gobierno y ciudadanía).

 

Desde hace muchos años, Colombia está acostumbrada a votar por los mismos de siempre o si bien, las personas que votan por gente diferente están acostumbrados a que ganen otros, pues la sociedad colombiana simplemente ha sido por muchos años víctima de su propio invento, el no analizar, estudiar o al menos, leer las propuestas y los antecedentes de un candidato, los ha condenado por años a estar bajo la capa de funcionarios públicos: corruptos, genocidas, inmorales, cínicos, poco éticos, mentirosos y muchos calificativos más.

 

Basta con ver las estadísticas de aprobación de los últimos seis presidentes que ha tenido Colombia, para notar el inconformismo que estos han dejado al finalizar sus mandatos, pero, ¿Por qué hay inconformismo si de cierta manera la sociedad los eligió? De allí parte este reportaje, del estudio de dos puntos claves para que una sociedad, a pesar de elegir sus funcionarios públicos, no se sientan complacidos por los mismos; estos puntos son: Pensamiento crítico y Abstencionismo electoral, creados y sufridos por el mismo pueblo.

 

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Continuando con las estadísticas de aprobación, según El País y La República, que obtuvieron los últimos seis presidentes de Colombia; César Gaviria presidente de Colombia de 1990 a 1994 finalizado su gobierno, obtuvo una aprobación del 57% y una desaprobación del 32%, su sucesor Ernesto Samper, presidente de 1994 a 1998, obtuvo una aprobación del 32% y una desaprobación del 57%, posteriormente, Andrés Pastrana, uno de los peores presidentes que ha tenido Colombia (según las estadísticas) obtuvo un 20% de aprobación y un 80% de desaprobación en su mandato de 1998 a 2002, después de esta deplorable cifra, llegó a la presidencia de 2002 a 2010  Álvaro Uribe, el cual en su momento obtuvo la increíble aprobación de un 80%, sin embargo, en la actualidad su favorabilidad no supera el 35% después de el mandato del innombrable, llegó a la presidencia de 2010 a 2018 Juan Manuel Santos, el cual obtuvo un 59% de aprobación y por último, el peor presidente que ha tenido Colombia (nuevamente, según las estadísticas) Iván Duque, el cual hasta el momento solo tiene una aprobación del 19%. De estas estadísticas, podemos decir que, ninguno de los presidentes ha tenido una aprobación mayor al 60%, lo cual nos deja la siguiente duda ¿Si es el pueblo quien elige sus dirigentes, por qué los últimos 6 presidentes han tenido una desaprobación mayor al 30%?

 

Para resolver esta duda, busqué la raíz del problema y se basa simplemente en el Clientelismo como consecuencia a la falta de pensamiento crítico, el cual se puede percibir en Colombia durante lo largo de su historia, para desarrollar de una manera oportuna esta idea, se ha buscado entrevistar a especialistas que podían esclarecer un poco el entorno político y electoral que ha tenido Colombia en las últimas tres décadas, inicialmente analizamos el testimonio de Julieta Montoya Rojas,  pedagoga y directora del programa de Comunicación Social de la Universidad de Boyacá.

 

Ante la pregunta: ¿Para usted qué es el pensamiento crítico? respondió: “Es la manera en que una persona puede dar a entender su opinión con el conocimiento que ha adquirido” esta respuesta dio paso a una pregunta de contexto.

 

Si bien, el pensamiento crítico se genera por el conocimiento adquirido, ¿Los estudiantes en Colombia, si reciben educación para generar pensamiento crítico?

 

Añade Montoya: “Si bien hay estudiantes que revisan las propuestas, ya sea por tradición familiar o por el interés autónomo de saber, ¿qué será de su futuro con la decisión que van a tomar?, estos jóvenes lamentablemente no son la mayoría; hay otros estudiantes que no tienen el hábito de estudiar a fondo los candidatos ya que solo creen en la inmediatez de algunas noticias en las redes sociales y les hace falta, a la mayoría de jóvenes, más interés por contrastar la información para desarrollar ese pensamiento crítico”.

 

Continuando con la conversación con la profesora Julieta sobre la falta de pensamiento crítico, se pudieron inferir dos conclusiones, la primera es que a la sociedad le hace falta desarrollar buenas bases educativas, que lleven consigo un impulso al pensamiento crítico, con el fin de generar ciudadanos analíticos y razonables al momento de elegir funcionarios públicos, la segunda conclusión, es que a raíz de la falta de pensamiento crítico también se genera un fenómeno llamado ‘Abstencionismo Electoral’ que consiste en la ausencia de votantes en un entorno democrático.

 

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Para desarrollar un análisis sobre el ‘Abstencionismo Electoral’, se habló con  Mateo Centeno Agudelo, concejal y miembro del partido Alianza Verde de la ciudad de Duitama, él, días antes de las elecciones atípicas de la ciudad de Duitama, Boyacá, que se vivieron el 12 de septiembre del año en curso,  realizó un video en el que invitaba a los duitamenses a salir de sus casas y decidir colectivamente el futuro de la ciudad, lamentablemente en Duitama, nuevamente ganó el abstencionismo.

Lo primero que se le preguntó fue:

-¿Mucho trabajo?, ya que fue realmente complicado concretar la entrevista, seguido de esa pregunta,

-¿Mateo Centeno, como define el ‘Abstencionismo Electoral’ ? a lo cual respondió:

 

“Es la decisión que toma una persona de no ejercer su derecho al voto y hay dos grupos interesantes que notamos al momento de hablar de abstencionismo: el primero es la gente que nunca vota, ya sea porque ese día se fueron de viajes, condiciones laborales, etc. y el segundo grupo son las personas que de acuerdo a las condiciones de las elecciones deciden no participar”.

 

Comentó a su vez, que “una de las principales causas por la que la gente simplemente no quiere salir a votar es por la falta de fe a un cambio en la sociedad, que se ha generado por las malas administraciones que hemos tenido”. Por lo tanto, cuando se le preguntó ¿qué estrategias vería el confiables para acabar o al menos reducir las cifras del abstencionismo? respondió con dos estrategias: “La primera consiste en la promoción y publicidad por parte de la administración pública, en la cual se invite al pueblo a votar y la segunda es que los políticos, generen de nuevo la confianza en el pueblo para hacer de ello una democracia más incluyente y con mayores posibilidades de cambio.”

 

En conclusión, y retomando el planteamiento realizado al inicio de este reportaje, la razón por la que tiempo después, los funcionarios públicos tienen tan poca aprobación en las estadísticas, radica desde el momento en que el ciudadano sale a ejercer su voto, ya que, al no hacer un debido análisis de propuestas y candidatos, votan irracionalmente y generan un daño que puede llevar a la ruina un país, y de allí la importancia de generar en los jóvenes un pensamiento crítico, de ver todas las posibilidades que puedan pasar luego de ejercer su derecho al voto.

 

De igual manera, es importante acabar con el abstencionismo, pero no solo acabarlo con el fin de que la decisión que se tome electoralmente sea contundente, acabar con el abstencionismo debe ir de la mano con un buen pensamiento crítico, saber que aquel político que quiere ser servidor público, si le servirá al público en el futuro y no seamos nosotros, el pueblo, quien sufra por las malas decisiones que tomamos. Si nosotros no entramos en razón con nuestro entorno social y tomamos decisiones que sean útiles colectivamente, estaremos condenados a seguir viviendo la historia corrupta de la que tanto nos quejamos.

 

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