Jóvenes en la mira: construir nuevas realidades desde la participación social ¡qué dilema en Colombia!

Fecha de Publicación
Octubre 26 de 2021
Categorías:
Comunicación Social
Jóvenes y movilización

La exclusión a la población juvenil en Colombia por parte de una sociedad adultocentrista ha generado en sí misma que la fuerza y la movilización colectiva sean mecanismos de participación social.

 

Por: Valentina Fiallo Martínez

Fotos por: Viviana Garzón

 

BOGOTÁ, Colombia — Históricamente los jóvenes en Colombia y el mundo se han  visto estigmatizados como los y las causantes de diversos conflictos sociales y culturales, poniendo en tensión las nociones de la sociedad adulta establecidas  dentro de “lo normal” siendo este último, uno de los factores que en palabras de la antropóloga argentina Mariana Chaves “los condena a ser enemigos internos de la  sociedad”. 

Desde siempre, los jóvenes se han distinguido por su irreverencia, por su  cuestionamiento de las formas de sociedad adulta y sobre todo por su necesidad de promover el cambio mediante propuestas y estrategias innovadoras, que den cabida  a nuevas formas de pensamiento, de ser, de sentir y de convivir en el mundo. He aquí  la principal razón por la que el imaginario social se consolida en la idea del joven  violento, rebelde y peligroso.  

"Los jóvenes al tener el plus de la creatividad siempre quieren cambiar lo  tradicional y generar transformaciones dentro de su entorno” dijo Laura Cortes, miembro del colectivo Jaime Garzón en la Conferencia: Jóvenes y Movilización  Social en Colombia. “Sin embargo, las sociedades somos tan resistentes al cambio  que es preferible rechazar lo que nos dicen los jóvenes que escucharlo. Por eso se  crea el estereotipo de que el joven es una amenaza”. 

 

Jóvenes en marcha

 

Es justamente en la división de poderes y en la relación de superioridad e  inferioridad entre distintos grupos sociales e individuos, que surge la discriminación,  comportamiento que propicia la desigualdad, la fragmentación social y la  invisibilización de los jóvenes, quienes desde el concepto de los adultos son  considerados “poco aptos”.  

"Desde el paradigma adulto-céntrico el joven está en mora, le falta todavía  madurar para poder participar dentro de la sociedad” dijo Oscar Jaramillo, Doctor  en Ciencias Sociales Niñez y Juventud en su ponencia: Movilización de las y los  jóvenes en Colombia

En la actualidad, existe un imaginario en el que las sociedades adultas se han  olvidado de que las culturas juveniles a diferencia de como ellos las consideran “vagos que no hacen nada” son un gran cuerpo social que desde los últimos años han  estado encarnando procesos de transformación social, asumiendo responsabilidades e influyendo de manera significativa en el presente y en el futuro del progreso de la  comunidad colombiana.  

Los "vagos" que hacemos un acto cultural, que hacemos una olla comunitaria en  un barrio y que trabajamos para liberar los parques de las drogas, la inseguridad  y la violencia, después de esa integración con los cuchos dentro de su sociedad  conservadora, ya no somos los marihuaneros que estamos echando a perder  nuestra vida” dijo Andrés Triana, un antropólogo de 30 años que ha dedicado su  trayectoria profesional a transformar su sociedad a través del hip hop.  

Mediante esa dinámica de vida humana en la que se excluye a los jóvenes, solo por  el hecho de vestir diferente, de pensar de una manera crítica, de ser abierto en sus  preferencias sexuales, de no creer en una Iglesia o un Dios, entre tantas causas por  las que la juventud colombiana es fuertemente discriminada; surge la participación  social como un mecanismo regulador y más que regulador, transformador de  mentalidades adultas en cuanto a las forma de estudiar y ver la juventud.  

"Esos chinos están haciendo algo que yo nunca fui capaz de hacer por el barrio” es  una de las frases dichas por una de sus vecinas que retumba en la memoria de Andrés  Triana, quien sirviendo a su comunidad junto con otros jóvenes del sector, lograron  recuperar sus parques y demostrar que tejer relaciones sociales en torno al trabajo  comunitario con aquellos que en innumerables oportunidades los tildaron de  vándalos y delincuentes, contribuye a transformar la mirada con la que los adultos  los perciben dentro de su entorno.

 

marchas

 

Reconociendo que la comunicación intergeneracional y el compartir espacios culturales no  solo permite la convergencia entre las visiones de mundo tanto de jóvenes como de  adultos sino que, también aporta a la transformación de los imaginarios sociales que  los estigmatiza y excluye de la sociedad ¿podría afirmarse que el diálogo es uno de  los mecanismos fundamentales para seguir impulsando este proceso de cambio en  cuanto a la percepción que se tiene sobre las juventudes? 

Para resolver esta inquietud que presenta gran relevancia dentro de la investigación  que se está desarrollando, se acude al Doctor en Ciencias Sociales Niñez y Juventud,  Oscar Jaramillo quien dice: “No necesitamos hablar por los jóvenes porque ellos  tienen su voz que es bastante clara y contundente. Lo que realmente necesitamos es  permitir que los jóvenes entren con fuerza en el diálogo para ir rompiendo ese  paradigma adulto-céntrico que los aborda desde una mirada criminal y discriminatoria”.  

Al igual que Jaramillo, Laura Cortés quien hace parte del Colectivo Jaime Garzón,  considera que el diálogo así como la apertura de espacios pedagógicos, son fundamentales para generar un cambio en la visión distorsionada que tienen los  adultos sobre los jóvenes, para crear confianza en sus apuestas y sobre todo para que  reconozcan que su valor y labor como individuos dentro de la sociedad puede traer  grandes beneficios para todos: “Buscamos que entiendan que estamos luchando no  solo para las y los jóvenes sino que nuestra intención con los cambios que logremos  es contribuir a que mejoren las condiciones de vida de todos los colombianos”. 

Asumiendo que la  de Cortés se lleve a la ImaginAcción, término que  supone traer del plano imaginario una idea y materializarla, es posible que sus  impactos sobre la sociedad terminen dando origen a nuevos imaginarios,  significaciones y sentidos que enriquezcan sus prácticas y aún más, les permitan  establecer relaciones sociales que configuren su cultura a partir de la producción de  nuevas creaciones y propuestas fundamentadas en la pluralidad, la multiplicidad y  la diversidad de los jóvenes en Colombia. 

Es así como se determina que el entendimiento intergeneracional entre adultos y  jóvenes, fuera de contribuir a la construcción de políticas sociales y políticas públicas  también, ha logrado crear conexiones y conectivizaciones con otros sectores sociales  que les permitan seguir tejiendo caminos hacia la transformación social.

 

Juventudes

 

"Ese buen entendimiento entre los adultos y nosotros se logra a través del trabajo comunitario, de la acción social que es lo que nos encuentra con ellos, porque finalmente son las mismas problemáticas que nos aquejan a todos y nos llevan  a dialogar, a construir una forma diferente de ver la comunidad joven y no por sus tatuajes o su apariencia sino por su manera de interesarse por el bienestar social” dijo Andrés Triana, antropólogo y joven rapero que a través del arte y la concientización, busca promover espacios en los que los jóvenes puedan expresarse  y contribuir al cambio del país sin ser tachados como vándalos o revolucionarios. 

A raíz de todos estos testimonios es posible considerar que el diálogo, el respeto por  la diferencia y la inclusión de los jóvenes en el país, acarrearía grandes beneficios para el crecimiento, desarrollo y transformación de este, a pesar de ello, si tan buena  oportunidad resulta involucrar y trabajar con los jóvenes en la búsqueda de  soluciones a problemáticas que afectan al país ¿por qué aún se les sigue juzgando,  excluyendo y limitando su participación dentro de la sociedad?  

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