ALTO AL TIEMPO

Fecha de Publicación
Mayo 06 de 2020
https://www.google.com/search?q=alto+al+tiempo&rlz=1C1GCEU_esCO820CO820&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=2ahUKEwj1tqnPupDpAhVuk-AKHRRYD30Q_AUoAXoECBIQAw&biw=1366&bih=625#imgrc=aCDQwjACldYcNM

OPINIÓN.

 

Por: Cristian Julián Corredor González

 

Nadie estaba preparado para un cambio tan repentino, mucho menos estábamos preparados para acoplarnos por obligación a un nuevo estilo de vida en cuestión de días o de horas, Coronavirus es el nombre de aquella cosa que cambio la vida del mundo entero e hizo parar a las compañías que nunca se detienen. ¿Pero parar y aislarse es tan malo? La vida para muchos es afán y ganas de comerse el mundo a mil revoluciones por minuto, es “no tener tiempo, el tiempo es dinero, hay que producir”. Pero qué pasa con esas personas cuando el mundo se detiene y obliga a estar en casa encerrados con sus familias, haciéndoles perder el afán y el ritmo de vida que llevaban. Pues bien, esta puede ser una pausa para valorar las verdaderas cosas que tienen valor en la vida, pues ésta se va y ni con todo el dinero del mundo es posible recuperar momentos con aquellas personas que escogimos o con las cuales simplemente hemos compartido nuestro paso por la tierra.

Espacios para aprender diferentes cosas que quizá en un futuro puedan servirnos, espacios para recuperar esa armonía familiar que quizá por el afán habíamos dejado de lado. Ya no está la excusa de no tener tiempo, más bien hay el tiempo suficiente para recuperar relaciones que no estaban en su mejor momento, hay tantas cosas por decir y tantas cosas por hacer que la vida en este momento nos pide reflexionar. Hacer un alto en el camino para pensar si las cosas que estamos haciendo son realmente correctas o no somos felices con la vida y el oficio que llevamos.

Para mi, lo mejor del aislamiento obligatorio además de protegernos del virus, ha sido poder recuperar tiempo perdido con mi familia, pues como muchas familias en el país vivíamos bajo el mismo techo, pero no convivíamos, en cuarentena se han dado espacios para reflexionar y darnos cuenta del apoyo incondicional de la familia.

Compartir