“Musicoemoción”: Un impacto transformador en nuestra identidad y percepción del mundo
Tanto para quienes crean música como para quienes la disfrutan, este arte sirve de una forma poderosa de expresión emocional y un medio para conectar socialmente (Imagen: Freepik)
En su esencia más pura, la música es mucho más que una mera secuencia de notas y ritmos; es un lenguaje universal que trasciende las fronteras lingüísticas y geográficas. Comunica emociones, pensamientos y experiencias de maneras que a menudo desafían la explicación racional. Expresada a través de sonidos organizados en el tiempo, ejerce una profunda influencia en nuestros sentimientos y bienestar. Se activan áreas cerebrales relacionadas con las vivencias emocionales, la memoria y el lenguaje; desencadenando respuestas fisiológicas como cambios en la frecuencia cardiaca y la liberación de hormonas placenteras...
“Musicoemoción”: Un impacto transformador en nuestra identidad y percepción del mundo
Por mucho tiempo, la música ha sido como un viejo amigo que siempre está ahí cuando lo necesitas. Dentro del mundo vivido, pocos fenómenos ejercen un impacto tan profundo como el que ocasiona este ruido armonioso. Desde los tiempos antiguos hasta las fiestas de hoy en día, estas melodías sonoras generan en nosotros una sensación de acompañamiento constante a nuestros viajes individuales y colectivos. ¿Has notado cómo una canción puede transportarte a un recuerdo específico, o como el ritmo puede levantarte el ánimo incluso en los días más oscuros? Es asombroso como la música tiene este poder para conectar a las personas ¿verdad?
En su esencia más pura, la música es mucho más que una mera secuencia de notas y ritmos; es un lenguaje universal que trasciende las fronteras lingüísticas y geográficas. Comunica emociones, pensamientos y experiencias de maneras que a menudo desafían la explicación racional. Expresada a través de sonidos organizados en el tiempo, ejerce una profunda influencia en nuestros sentimientos y bienestar. Se activan áreas cerebrales relacionadas con las vivencias emocionales, la memoria y el lenguaje; desencadenando respuestas fisiológicas como cambios en la frecuencia cardiaca y la liberación de hormonas placenteras. Tanto para quienes crean música como para quienes la disfrutan, este arte sirve de una forma poderosa de expresión emocional y un medio para conectar socialmente, con su capacidad única para conmovernos y transportarnos en una experiencia compartida de humanidad.
La música influye desde cómo nos sentimos hasta cómo vemos el mundo que nos rodea, afectando nuestras emociones y no solo siendo una forma de expresión artística. No se trata solo de ritmos y letras pegadizas. Me imagino que alguna vez has tarareado una canción que te levantó el ánimo de inmediato o te hizo reflexionar sobre tu vida, bueno, justo eso es lo que se quiere entender aquí, explorar desde la música la forma en que moldea nuestras actitudes y valores o también cómo puede conectar a personas de diferentes culturas y lugares a través de experiencias afectivas colectivas.
En este ensayo veremos la música desde la conexión cultural que surge de ella, cómo este arte universal poderoso nos hace querer aprender sobre una amplia variedad de temas. Analizaremos la forma de interpretar nuestra identidad, sentimientos y pensamientos, así como el efecto que se genera en la forma de percepción de las cosas o de nosotros mismos. Además de eso, el modo por el cual este conjunto de notas musicales puede ser una herramienta muy útil para sanar emociones o mejorar vidas y una comparación entre lo positivo y lo negativo.
Para empezar, el estudio de la música como fenómeno cultural es como abrir una caja de sorpresas que nos lleva más allá de las fronteras de las tradiciones artísticas occidentales. Aunque normalmente los etnomusicólogos se han centrado en las culturas de tradición oral y diferentes a la suya, la antropóloga Ruth Finnegan nos reta con su trabajo “¿Por qué estudiar la música? Reflexiones de una antropóloga desde el campo” (2002). En él nos muestra cómo el conjunto de acordes sonoros son el pegamento de la vida cotidiana en la sociedad moderna occidental (Finnegan, 2002). Sin embargo, según María Stella González (2005), “En Colombia, parece que hemos olvidado el valor de estudiar la música como parte de la cultura, incluso en grupos con tradición oral”. Es crucial entender que estas notas rítmicas son un elemento vital de la vida social y cultural, y su estudio puede arrojar mucha luz sobre una comunidad. La antropología de los sentidos o las emociones nos ofrece un marco teórico valioso para entender cómo la música se vive y se percibe en diferentes culturas, revelando la estrecha relación entre la unión de armonías contagiosas y la humanidad; cuestionando las raíces de estas melodías resonantes y su influencia en la sociedad.
Por otra parte, el impacto que genera esta mezcla de notas musicales en nuestro cerebro ha sido objeto de estudio e investigación para expertos en neurología ya que no solo obtiene cambios verificables en el cerebro, sino que también puede influir en otros órganos del cuerpo (Palacios y Olaya, 2023). Desde antes de nacer, hasta después de morir, la música nos acompaña en cada etapa de la vida, ya sea para cantar canciones de cuna a los bebés, ambientar momentos religiosos o actuar como herramienta social para unir a las personas. Además, los sonidos melódicos encienden nuestro cerebro emocional, provocando una amplia gama de respuestas. Estudios han demostrado que escuchar este arte sonoro activa áreas del sistema límbico, especialmente el “circuito de gratificación dopaminérgica”, que está vinculado al bienestar (Palacios y Olaya, 2023). Por ejemplo, investigadores canadienses (Salimpoor et al.,2011) descubrieron que al escuchar nuestras canciones favoritas se estimula zonas ricas en receptores de dopamina, este hallazgo sugiere que la música tiene un impacto profundo en nuestro sistema de recompensa cerebral, contribuyendo a nuestra experiencia emocional y bienestar general.
Desde una perspectiva psicológica, el arte sonoro tiene una conexión muy íntima con nuestras emociones y pensamientos. Según Enrico Fubini (2004), un especialista en estética musical, el significado del conjunto de melodías está en la expectativa que generamos y cómo se resuelve. Esto nos dice que cuando escuchamos canciones, estamos constantemente anticipando qué vendrá después y cómo nos hará sentir. Por ejemplo, tonos menores y un tempo lento pueden hacernos sentir tristes, mientras que tonos mayores con un tempo rápido pueden darnos alegría. Estos efectos se pueden entender desde una perspectiva neurocientífica también, ya que ciertos parámetros musicales afectan áreas específicas del cerebro. La música, entonces, no solo nos hace sentir emociones, sino que también nos ayuda a comprender y expresar nuestros sentimientos. Además, al estudiarla desde la psicología, vemos cómo el conjunto de notas forma parte integral de nuestro desarrollo emocional y psicológico, proporcionando equilibrio y bienestar.
A pesar de que a la mayoría de las personas la música les genera un impacto especial, siendo esta una forma de escape; también existe un lado negativo en la experiencia al escuchar estas composiciones. Algunas canciones pueden evocar emociones dolorosas o recuerdos desagradables, lo que puede causar tristeza, ansiedad o incluso desencadenar traumas pasados. Según psicólogos expertos en el tema, “dependiendo del tipo de emoción que esté pasando la persona en el momento, el escuchar música triste, estando en un estado de ánimo bajo, puede aumentar aún más la tristeza” (E. Espinosa, comunicación personal, 27 de mayo, 2024). Esta relación tan personal que desarrollamos con la música refleja cómo influye y cómo nos conecta con nuestras experiencias más íntimas.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, esta mezcla de sonidos toma parte importante en nuestras vidas, y lo que queremos sentir. No solo es una banda sonora que acompaña, sino que moldea nuestra percepción del mundo y afecta directamente en nuestras emociones. Desde las notas suaves de una balada hasta los ritmos frenéticos de una canción de rock, cada melodía nos transporta a un estado emocional único y nos conecta con nuestra esencia más profunda. Al escuchar música, disfrutamos de una forma de arte, pero también estamos experimentando una poderosa influencia en nuestra manera de sentir y percibir el entorno.
Para finalizar, es impresionante como una simple canción puede cambiar por completo nuestro estado de ánimo y darnos una nueva perspectiva sobre la vida. Nos hace reír, llorar, bailar, nos une con más personas y nos hace reflexionar sobre el mundo que habitamos. La música es mucho más que un conjunto de sonidos: Es una fuerza que nos impulsa a explorar nuestras emociones más profundas y nos ayuda a encontrar significado en el caos de la existencia; ritmos y notas que son parte integral de la experiencia humana, una compañera constante en nuestro viaje a través de la existencia.
Referencias
Finnegan, R. (2002). ¿Por qué estudiar música? Reflexiones de una antropóloga desde el campo. Revista Transcultural de Música, 6, 2-26. https://www.redalyc.org/pdf/822/82200602.pdf
González, M. S. (2005). Sobre el estudio de la música como hecho cultural. Colantropos, 2-39 https://www.humanas.unal.edu.co/colantropos/files/8514/5615/3641/musicaycultura.pdf
Fubini E. (2004). Música y lenguaje en la estética contemporánea (6.a ed.). Alianza.
Iribarne, L. (2021). Música, emociones y neurociencias: influencia de la música en las emociones y sus efectos terapéuticos [Trabajo de grado, Facultad de Psicología]. Universidad de la Republica. https://www.colibri.udelar.edu.uy/jspui/bitstream/20.500.12008/30492/1/tfg_pdf-1.pdf
Palacios, L. y Olaya, M. (2023). El maravilloso impacto de la música en el cerebro. Nova et Vetera, 9(90). https://urosario.edu.co/revista-nova-et-vetera/cultura/el-maravilloso-impacto-de-la-musica-en-el-cerebro
Parra, D. y Perdomo, D. (2015). Vivencias de la música como terapia a través de historias de vida, en un grupo de integrantes de la academia de Opera Breve Studio en Bogotá [Proyecto de investigación, Facultad de Enfermería, Departamento de Salud Colectiva]. Pontificia Universidad Javeriana. https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/19515/ParraDeazaAndreaDayana2015.pdf?sequence=3&isAllowed=y
Lacárcel, J. (2003). Psicología de la música y emoción musical. Education 20-21. https://www.researchgate.net/publication/39381409_Psicologia_de_la_musica_y_emocion_musical