La revolución creativa de la Inteligencia Artificial

¿La inteligencia artificial está matando la creatividad en las personas o está siendo una herramienta que impulsa a nuevas e inimaginables creaciones? En esta columna de opinión, Nicolle Gaona dialoga con algunos autores para entregarnos su reflexión.
Recuerdo que llegué a pensar que nunca utilizaría estas herramientas, rechazaba toda idea de apoyarme en un algoritmo programado; a decir verdad, sentía desconfianza hacia estas y hacia la información que podrían llegar a brindarme, las consideraba inútiles y poco verídicas. Ahora, lastimosamente no logro obtener un dato que no sea contrastado con las mismas...

Sexto semestre
Comunicación Social.
La revolución creativa de la IA
Han pasado algunos años, no muchos, desde que recuerdo que empezó el auge de la llamada Inteligencia Artificial. Mi recuerdo más latente es el de estar sentada en un salón de clase y escuchar cómo todos hablaban de “chat gpt”. En ese momento no tenía alguna idea de qué se trataba y en realidad no me interesaba averiguarlo; desde ese día en mi mente solo hay pequeños fragmentos de cómo esto empezó a volverse famoso.
En mi caso, fue escalando su grado de importancia hasta el punto que todos conocemos, Recuerdo que llegué a pensar que nunca utilizaría estas herramientas, rechazaba toda idea de apoyarme en un algoritmo programado; a decir verdad, sentía desconfianza hacia estas y hacia la información que podrían llegar a brindarme, las consideraba inútiles y poco verídicas. Ahora, lastimosamente no logro obtener un dato que no sea contrastado con las mismas. Es extrañamente curioso cómo evoluciona y se adapta el ser humano. Por suerte, pienso que no soy codependiente de esta herramienta; sin embargo, es innegable la forma en que facilitan la vida de las personas.
Además, pienso que hay un problema más allá que aún no se toma en cuenta. Hoy está normalizado el uso de cualquier tipo de IA, no son usadas únicamente para solucionar preguntas o producir textos, cada día evolucionan más y se encuentran involucradas en cualquier ámbito. La generación de pinturas, la creación de nuevos ritmos musicales con solo un comando o la capacidad de idear un libreto para una obra de teatro. Esto me hace cuestionar acerca de si realmente el ser humano está listo para recibir este tipo de ayuda y la pregunta en mi es ¿La inteligencia artificial está matando la creatividad en las personas o está siendo una herramienta que impulsa a nuevas e inimaginables creaciones?
Para nadie es desconocida la era digital en la que estamos sumergidos. La tecnología crece a pasos agigantados todos los días y así mismo la intersección entre la Inteligencia Artificial y la creatividad humana es un tema que despierta tanto fascinación como inquietud. Desde la generación de arte visual hasta la composición musical, la IA ha demostrado una gran capacidad para expandir los límites de la expresión creativa, desafiando nuestras concepciones sobre la originalidad. Estas creaciones, si bien son fruto de la programación y la manipulación de datos, generan diversos planteamientos sobre la naturaleza misma del arte y la creatividad.
En el ámbito de las artes visuales, hemos visto cómo algoritmos y redes neuronales artificiales son utilizados para crear obras sorprendentes. Desde obras pictóricas, fotográficas y esculturas, que ponen a prueba las técnicas establecidas. La autora Carmen Torrijos junto con Jose Sanchez, en su libro La primavera de la inteligencia artificial: Imaginación, creatividad y lenguaje en una nueva era tecnológica, exponen ejemplos concretos sobre lo mencionado anteriormente: “El 23 de abril de 2022 el robot Ai-Da expuso sus obras en su 59ª edición. Se trata de un androide con capacidad para crear dibujos, pinturas y esculturas (...). Según el equipo que ha construido, Ai-Da no es una promoción de las capacidades de la robótica, sino un proyecto ético creado para plantear cuestiones sobre el uso de la tecnología y el impacto que tendrá en nuestra sociedad, y valorar si realmente queremos introducir algo así en el universo de la creación artística”.

Por otro lado, en el panorama de la música la Inteligencia Artificial ha conseguido un papel importante en la composición y producción de piezas innovadoras; ha colaborado con compositores humanos para producir piezas que exploran nuevas estructuras sonoras, como la generación de melodías hasta la experimentación con nuevos géneros y estilos. El equipo formado entre músicos y sistemas de IA ha llevado a la creación de obras que sorprenden por su complejidad; así mismo, la capacidad de procesamiento masivo de datos permite a los algoritmos explorar combinaciones nuevas que amplían el espectro de posibilidades en el mundo musical.
En el cine y otras formas de expresión audiovisual, ha facilitado procesos de producción, edición y efectos, permitiendo a los realizadores explorar mundos visuales antes inimaginables. La integración de IA en la cinematografía no solo ha optimizado aspectos técnicos, sino que también se ha encargado de abrir nuevas puertas para la narrativa visual y la creación de mundos ficticios.
Según Torrijos, C. y Sánchez, J. C, (2023): “El ranking de herramientas que captaron la atención del público general durante los meses de primavera y verano de 2022 coloca en primera posición a DALL·E, creada por OpenAI, la empresa de Elon Musk y los creadores de GPT-3, en su segunda versión. En segundo y tercer lugar encontramos a Midjourney y Stable Diffusion, ambas creadas por laboratorios independientes. Existen otras herramientas de menor calidad, como Craiyon, y otras de muy buena calidad”.
Podríamos seguir hablando de los fascinantes avances y los múltiples roles que ocupa actualmente la Inteligencia Artificial, pero creo que es crucial centrarnos en el papel ético y humano de este avance tecnológico. En su libro La revolución de los robots: cómo la inteligencia artificial y la robótica afectan a nuestro futuro, la autora Idoia Salazar propone: “Una máquina no puede tener momentos de inspiración. De una máquina no puede salir nada original. Siempre será el resultado de cálculos preestablecidos, copias o fruto del análisis y la comparación del histórico de la obra en cuestión”. Si bien es innegable que la IA puede ser una herramienta poderosa para potenciar la creatividad humana, no debe sustituir ni opacar la esencia misma del arte; es decir, la capacidad humana de experimentar, sentir y manifestar cada sentimiento o pensamiento del autor.
La interacción entre lo humano y lo artificial en el proceso creativo genera diferentes desafíos que requieren una urgente y profunda reflexión sobre los límites de la tecnología en el ámbito artístico. Es importante reconocer que la IA puede ofrecer sugerencias y optimizar procesos; pero, no puede replicar la complejidad emocional del ser humano y toda la trascendencia que conlleva su pensamiento; así mismo, el contexto cultural y las experiencias que nutren verdaderamente la creatividad para la composición de una obra en cualquier ámbito. La verdadera esencia radica en la capacidad única del ser humano para interpretar y vivir en el mundo que nos rodea, para emocionarnos y cuestionarnos en cada minuto de nuestro diario vivir y así plasmarlo en un lienzo, en un guion o un bit musical de manera auténtica.
El avance vertiginoso de la IA ha generado debates y críticas sobre su gran impacto en la humanidad. Algunos argumentan que los algoritmos y sistemas automatizados están estandarizando la expresión artística y limitando la originalidad; sin embargo, pienso que este progreso se está malinterpretando. “Es capaz de hacer algo muy bien, pero solo una cosa, no tiene una «inteligencia general». En esto se escudan también muchos de los detractores de esta tecnología, señalando que un «robot» nunca llegará a poseer la inteligencia general del ser humano. Inteligencia para poder hacer varias cosas muy bien. Pero debemos plantearnos si realmente podemos muchos de nosotros, los humanos”. (Salazar, I 2019).

Según lo anterior, podemos centrarnos en que las inteligencias artificiales en lugar de reemplazar la creatividad humana, han actuado como un catalizador para la experimentación, el descubrimiento y la colaboración de muchos procesos artísticos. “Conectan cuatro universos no muy habituados a encontrarse: el de lo técnico, el de lo lingüístico, el de lo visual y el de lo creativo. Esto hizo que el impacto de estos sistemas trascendiera el ámbito de profesionales dedicados a la IA, incluso el de aficionados o simpatizantes de este tipo de tecnologías, y terminara extendiéndose por diversos sectores.” (Torrijos, C. y Sánchez, J. C. 2023). Es decir, con el uso adecuado y proporcionalmente restringido de esta tecnología, deja de convertirse en una amenaza para la creatividad humana, es pertinente considerarla como una herramienta complementaria que desafía y enriquece diariamente el potencial creativo.
La coexistencia entre ambos elementos en un futuro próximo puede dar lugar a un panorama aún más creativo, diverso e inspirador para cada autor, donde las habilidades humanas se ven potenciadas por las capacidades computacionales de la inteligencia artificial. Es pertinente la introducción del siguiente fragmento como resumen de la solución adecuada en esta nueva revolución digital: “La cuestión no es tan sencilla como decidir entre todos si queremos o no queremos la introducción de la IA en el arte, sino que gestos como este obedecen a algo más grande, que tiene que ver con la curiosidad humana de empujar los límites de nuestra existencia y ver hasta dónde somos capaces de llegar.” (Torrijos, C. y Sánchez, J. C. 2023). En última instancia, es esta unión entre lo humano y lo artificial lo que promete un futuro lleno de posibilidades para innovadoras y sorprendentes creaciones artísticas.