¿Es posible repensar la política desde la moral y el bien común?

Fecha de Publicación
May 06 de 2022
Categorías:
Comunicación Social
Caricatura Andres Edery

Como seres humanos todos en algún momento nos hemos planteado infinidad de posibilidades en las que nuestra sociedad podría ser mejor. La injusticia y desigualdad que cubre el país, ha sido el motor de grandes ideales e iniciativas.

"La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes". Martin Luther King

Por: Linda Díaz

Como seres humanos todos en algún momento nos hemos planteado infinidad de posibilidades en las que nuestra sociedad podría ser mejor. La injusticia y desigualdad que cubre el país, ha sido el motor de grandes ideales e iniciativas sociales que buscan la transformación de este espacio. Pero muchas veces esos sentimientos que son sembrados en cada individuo, son solo una estrategia dañosa que permite a otros avanzar en su juego de dominarlo todo, escondidos bajo una falsa defensa de los valores y una receta inmediatista de marketing.

 

¿Por ello entonces debemos dejar de hablar de política?, ¿Es la política la causa de las realidades perjudiciales que vivimos hoy? Son muchos los cuestionamientos frente a este tema, pero pocas las respuestas. Por ello en este punto me parece pertinente dar un vistazo al origen de la política, pero no se trata de un tedioso recorrido histórico, sino más bien de encontrar su sentido profundo, la raíz no solo hace referencia al pasado, más bien es lo que sostiene una realidad, pero no es tan visible como sus ramas y frutos.

 

Como raíz de la política encontramos al ser humano mismo, el hombre es intrínsecamente político, dentro de sus anhelos más profundos está el vivir en sociedad equilibradamente, tiene el don de dirigir y organizar, además de buscar el bien común y distinguir entre lo correcto e incorrecto. El problema es que se ha acallado esa voz de la conciencia y se ha dejado de ver al interior, en medio del ruido no se discierne con claridad lo que es mejor para todos. 

 

El bien común está en el interior de cada hombre, todos tienen la capacidad incluso de dar la vida por esto, hallando allí un pleno sentido de la existencia, puesto que el ser humano no puede vivir sólo para sí, por ello dijo madre Teresa de Calcuta “Quien no vive para servir no sirve para vivir”,  sin embargo distintas corrientes ideológicas a lo largo de la historia han ocasionado que el hombre se aleje de este anhelo profundo, llevándolo a creer que su felicidad está en cumplir sus caprichos, es entonces cuando este se encuentra de frente con la tristeza y el vacío, buscará nuevamente satisfacerse a sí mismo creyendo que así saldrá de esto, pero solo cae en un círculo vicioso que lo hace cada día más egoísta e infeliz.

 

Cuando se habla de política muchos vienen con predisposición por los antecedentes que esta tiene, por eso ha sido importante lo que se mencionó anteriormente, para darnos cuenta que los malos hábitos que acompañan la política, vienen en realidad de la conducta humana que se ha desvirtuado. Vivir en comunidad requiere organización, diálogo, concertación, entre muchas otras habilidades sociales que deben desarrollarse para la sana convivencia y el progreso de nuestra sociedad.

 

Si es posible reconstruir la política, es indispensable. Charles de Gaudelle dijo alguna vez “He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de políticos” a todos nos corresponde tomar acción frente a ello. En nuestros días vivimos una política del miedo, el cual se infunde de variadas maneras, la desinformación, las falsas noticias, amenazas, panfletos, montajes judiciales, entre otros son los conductores del pensamiento ciudadano; hay una gran ausencia de diálogo democrático y desconexión entre las necesidades reales de la sociedad y los intereses de los políticos.

 

 

Hoy en día el tema de la comunicación de masas ha facilitado la difusión de la información de forma rápida y concisa, pero a nublado el pensamiento crítico y la razón. Un estudio realizado por Mario Riorda en América latina mostró que solo el 20% de las campañas están destinadas a mostrar lo que el candidato propone para el pueblo y el otro 80% a resaltar al personaje y a satisfacer la emocionalidad de cada individuo. Por lo que se generan polarizaciones afectivas, no permitiendo que cada ciudadano participe de manera crítica y responsable en la política.

 

Los ciudadanos pasan cada daño lamentándose por las realidades sociales que vive su patria, pero al llegar a las elecciones de quienes los van a representar se ven limitados en su voto por la influencia de las malas compañas políticas o en el peor de los casos ni se participa por los prejuicios que han creado frente a los temas políticos. Los medios les hacen creer que ya alguien lleva la delantera y que este será el elegido, por lo que muchos

se resignan a dar su voto a esa misma persona. Creyendo que si hacen algo diferente no valdrá de nada. Es momento de creer en nosotros mismos y de reconocer que con una buena moral y pensando verdaderamente en el bien común es posible dar un giro en la mala política que estamos llevando.

 

 

Este texto no es una falsa esperanza, no es un todo estará bien simplemente porque sí. En realidad, necesitamos comprender que nada se gana con críticas y quejas, ni esperando sentados a que todo suceda. “La salvación del mundo no viene en último término del cambio del mundo, de una política puesta como absoluta que ha llegado a ser divina, hay que trabajar por cambiar el mundo de continuo, de manera sobria, realista y humana” palabras de Benedicto XVI que deberíamos recordar y reflexionar.

 

 

 

 

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